Alejo Schapire: «El progresismo da malas respuestas a las preguntas de la clase obrera empobrecida»

En su libro «La traición progresista», el periodista Alejo Schapire analiza la aparición de un nuevo pensamiento de izquierda que ha reemplazado la defensa de la clase trabajadora por el apoyo a las minorías y en esta nueva configuración despliega un doble estándar que lleva a criticar «los micromachismos del hombre blanco occidental mientras hace la vista gorda en torno a la opresión que sufren los homosexuales y las mujeres bajo la cultura del Islam».

«La traición progresista» -editado conjuntamente por Edhasa y Libros del Zorzal- describe también una escena marcada por el avance del populismo nacionalista y de extrema derecha que ha sabido apropiarse con habilidad de una agenda que la izquierda desplazó su interés la defensa de la clase obrera a la reinvidicación de las minorías o lo que el periodista define como «identity politics».

Télam: ¿Qué rasgos tiene este nuevo progresismo que analizás en el libro?

Alejo Schapire: El texto trabaja sobre la batalla ideológica que se da entre dos izquierdas. Por un lado está la izquierda tradicional de origen marxista que tiene como sujeto al obrero en el marco de la lucha de clases y cuyo objetivo era emancipar al trabajador oprimido de la producción capitalista. Este modelo empieza a entrar en crisis con el colapso de la Unión Soviética e incluso un poco antes, cuando se descubre el Gulag, lo que fueron los sistemas policiales y represivos que habían formado parte del experimento comunista.

A partir de eso, una parte de la intelectualidad comienza a tomar distancia de esa tradición. Esto coincide con el surgimiento de las identity politics, es decir, los movimientos cívicos en Estados Unidos que plantean que no solo es una cuestión de clases: que no es lo mismo la problemática del hombre blanco que la del hombre negro, o la de mujer negra respecto del hombre negro y así toda una distinción que da lugar a reinvindicaciones sectoriales que es lo que triunfa hoy en día. Así, el viejo sujeto político que era el obrero pasa a ser la minoría étnica o sexual.

Continuar leyendo

Fuente original: Télam

Más artículos