Jablonka, caminante fiel a sus raíces

En sus libros inclasificables, el autor francés logra combinar literatura e historia a partir de la experiencia íntima y familiar

«¿Aquién le pertenece mi infancia?» es la pregunta que da pie a En camping-car, el reciente libro del historiador y escritor francés Ivan Jablonka. Si bien desde la historiografía existe una larga tradición de estudios sobre este tema al menos desde los años 60, pocos lo han investigado como Jablonka. En el caso de este libro, pone en primer plano sus propias vacaciones de la infancia en motorhome por Europa para, con rigor histórico y sensibilidad poética, lograr un volumen breve pero tan sólido como un pequeño diamante que echa luz en diferentes direcciones: es una reflexión sobre la identidad, una carta al padre y a la memoria (el suyo fue un huérfano del Holocausto), una historia del tiempo libre y el autocampismo como símbolo de esa libertad, un recorrido por el momento en que nace una vocación, una parábola sobre el círculo que parece cerrarse cuando el hijo se convierte en padre.

Decir que Jablonka, nacido en París en 1973, es un historiador y escritor que construye libros de no ficción con el rigor y el método de las ciencias sociales tanto como con la prosa de la mejor literatura es apenas la punta del iceberg: Jablonka es uno de los más originales y consistentes pensadores de nuestro tiempo, con una decena de libros en su haber, que ha renovado la escritura de la historia al menos desde el libro que lo acercó al gran público: Historia de los abuelos que no tuve (2015), donde reconstruye la vida y el tiempo de sus abuelos paternos, judíos polacos exiliados en Francia, que desaparecieron en la noche y la niebla de Auschwitz.

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Fuente original: Diario La Nación

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